BIOGRAFIA DEL JABON.


El jabón generalmente es el resultado de la reacción química entre un álcali (generalmente hidróxido de sodio o de potasio) y algún ácido graso; esta reacción se denomina saponificación. El ácido graso puede ser, por ejemplo, la manteca de cerdo o el aceite de coco. El jabón es soluble en agua y, por sus propiedades detersivas, sirve comúnmente para lavar.
Tradicionalmente es un material sólido, lo que hace un contraste entre ellos aunque también es habitual verlo en forma líquida o en polvo. En realidad la forma sólida es el compuesto "seco" o sin el agua que está involucrada durante la reacción mediante la cual se obtiene el jabón, y la forma líquida es el jabón "disuelto" en agua, en este caso su consistencia puede ser muy viscosa o muy fluida. El jabón está hecho con las grasas de distintos animales y plantas.

No se conoce bien el origen del jabón, pero los primeros documentos escritos se encontraron en unas tablas sumarias de arcilla datadas en el año 2500 a. C. en Mesopotamia. Allí se habla del uso de jabón no para la higiene personal, sino para limpiar y tratar la lana y la piel y se documenta una receta para hacer jabón con una mezcla de potasa y aceite.

Según una leyenda la palabra “jabón” procede del Monte Sapo que era un lugar donde los animales eran quemados como sacrificio a los dioses. El agua de la lluvia se mezclaba con las cenizas del altar dando origen a la lejía que a su vez reaccionaba con la grasa derretida de los animales y formaba jabón. Los romanos descubrieron que sus ropas quedaban mas limpias si las lavaban en las aguas cercanas a los altares de sacrificio.
Existe otra teoría que establece el origen del jabón entre los celtas o los bereberes del norte de África y que fueron las legiones romanas quienes lo importaron.
Galeno fue el primero en mencionar el jabón para la higiene personal o el lavado de las ropas. También observó que la limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel. Plinio el viejo, en sus textos de historia (77 d.C.) dice que los galos hacían el jabón con el sebo de las cabras y la ceniza de la haya (potasa), utilizándolo como un tinte y ungüento para el pelo. También menciona el uso de la sal común, agregada a la mezcla, para endurecer las barras de jabón.
Aunque los orígenes aún no están claros, se sabe que hacia el año 79 d. C., cuando el Vesubio entró en erupción, una de las industrias más prósperas era una fábrica de jabón elaborado con ceniza.
Lo cierto es que aunque los romanos hubieran utilizado el jabón para lavar la ropa y otros usos, no lo empleaban para lavarse a sí mismos, para este menester se aplicaban aceite de oliva junto con arena fina. Fueran o no los romanos inventores del jabón, si fue su imperio el responsable de extender su uso y la producción del jabón por toda la civilización.
En el siglo VII existía una potente industria en España e Italia y fue precisamente en la ciudad italiana de Savona donde se empezó a elaborar un jabón de aceite de oliva que también se elaboraba en España y que era conocido como Jabón de Castilla.
En el siglo XV aparece el jabón de Marsella, el precursor de los jabones actuales, preparado con una mezcla de huesos (ricos en potasio) y grasas vegetales. La industria jabonera floreció en las ciudades costeras del Mediterráneo, favorecidas por la abundante presencia del aceite de oliva y la sosa natural.
Hacia el año 1500, se introdujeron estos descubrimientos en Inglaterra donde la industria creció rápidamente y en 1622 el rey Jacobo I le concedió ciertos privilegios.
Durante la 2º Guerra Mundial, los americanos desarrollaron un tipo de jabón que podía utilizarse con agua del mar, pensando en los marines destinados en el Pacífico: así nació el jabón dermatológico, el menos agresivo de todos los jabones.
Aunque se puede decir que la bañera como objeto es tan antigua como el hombre, su utilización masiva empieza en el siglo XIX, con el inicio de la distribución de agua por cañerías y la instalación de grifos. A partir de ese momento la industria del jabón alcanza un desarrollo sin precedentes. Los jabones fueron haciéndose cada vez más cómodos de utilizar, y a la vez que se convertían en objeto de consumo masivo perdían totalmente su calidad, cambiando su formulación natural por una formulación química similar a la de los detergentes industriales o domésticos.
Hoy existen jabones para todos los gustos, de todas las calidades y para todos los bolsillos, jabones con aceites y cremas hidratantes, jabones perfumados, jabones inodoros, sólidos, con textura de gel o de crema, y hasta las grandes marcas de la cosmética y de perfumería hacen sus lanzamientos de perfume acompañándolos de una línea de baño con la misma fragancia.

Fuente: http://tabloide.eurofull.com/shop/detallenot.asp?notid=549
http://es.wikipedia.org/wiki/Jab%C3%B3n

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