Había una vez…


Había una vez…

Tres palabras cortitas y entrañables. Tres palabras que encierran la singularidad de cada segundo. Tres palabras que nos definen irrepetibles, originales…”modelo exclusivo” en el espacio y el tiempo.

Una vez…”sólo se vive una vez”, versan los dires y diretes populares, las canciones y la poesía.

Y esa palabrita pequeña, “una”, contiene la grandeza eterna de un minúsculo segundo: “¡Es varón!” ;“Te quiero”, “¡Maaa!”, “¡Aprobé!”, “¡Qué rico pastel!”; “¡Hola, ya llegué!”, “¡Me dieron de alta!”; “¡Feliz cumple!”; “¡Piedralibre!”; “Dame la mano”…o nada que se pueda escribir: la melodía, la lágrima aquella, la risa!, el color, la suavidad de la piel, el parpadeo ése de asentimiento, el dedo con mermelada, la nariz manchada de helado de chocolate…el aliento tibio.

Había una vez… no es que te esté contando un cuento. Es la vida…

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