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UNA PAREJA DESPAREJA

(B) .

Woody Allen y Diane Keaton, en pantalla, forman la pareja imperfecta…y eso es perfecto. Son un contraste, y a la vez, equilibrio.
Está Woody, con sus histerias, su carácter hipocondríaco y todas esas cosas que forman su personalidad y lo hacen tan graciosamente adorable e interesante. Tan pequeñito, tan delgadito, en su primera época con un pelo imposible, sus gafas grandes. Woody Allen, sencillamente… Y está Diane Keaton. Elegante, una preciosidad de mujer.
Pero no es esto el secreto de la fórmula. Siento que hay una química entre ellos, algo especial. Me encantan las películas donde ambos son protagonistas. Se plantea una dinámica muy divertida.
En 1972 hicieron juntos el largometraje Sueños de un seductor, de Herbert Ross. La interpretación de Woody Allen en esta comedia es uno de los hitos de su carrera.

A continuación, Allen y Keaton iniciaron una relación sentimental que se vio reflejada en su participación en diversos filmes, entre ellos el más galardonado de los dirigidos por Allen, Annie Hall, que obtuvo el Oscar al mejor director, al mejor guión original (Marshall Brickman y el propio Allen), a la mejor actriz (Diane Keaton) y a la mejor película.

Siguen siendo unos campeones de la profesionalidad. Volvieron a trabajar juntos en dos ocasiones tras la ruptura matrimonial en 1979.

Keaton empezó una relación con Warren Beatty y Allen encontró una nueva musa en Mia Farrow, e incluso el genio neoyorquino tuvo la idea quizá no tan genial de rodar una película con las dos: Días de Radio. Nadie se rasgó las vestiduras, como sí sucedió años después cuando, tras retratar su crisis de pareja en Maridos y mujeres, Allen abandonó a Farrow por su hija adoptiva Soon Yi. Farrow nunca quiso volver a trabajar con Allen.

Por contrapartida, Keaton sí que encarnó de nuevo a su pareja en Misterioso asesinato en Manhattan.

Y hablando de Woody, les dejo una de sus geniales reflexiones.


“El mago hizo un gesto y despareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y despareció la guerra.
El político hizo un gesto y desapareció el mago.”

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