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LAS “MUCHAS ARGENTINAS”

(B)

Les cuento que vivo en Argentina. Es un país muy extenso, y por ese motivo tenemos una variedad completita de climas, relieves, flora y fauna.
Se podría decir que hay “muchas argentinas” porque si la recorres observas en cada región una cultura diferente. Sin dudas el contexto en el que se desarrolla la vida de las distintas sociedades imprime formas de vida muy diversas.

En el noroeste el paisaje es árido y si a eso le sumas la gran distancia al mar, seco, muy seco…salvo algunos oasis entre cordones de precordillera. El clima es extremo y de gran amplitud térmica: de día un sol agobiante en verano, de noche, el frío que imprime la altura. Pues bien, allí casi no hay actividad agrícola. La gente es tranquila, tiene un ritmo de vida opuesto a las de las grandes megatropolis. Parcelitas pequeñas de sembrados, artesanías, camélidos, casitas blancas, minas.

Si bajas al centro habrá pampas fértiles, ganadería, industria, pujanza productiva…rutas, muchos bancos, industria, gente trabajadora de la tierra y una sociedad que se mueve a otro ritmo. Trigo, maiz, soja y vacas…

Al sur, del Río Colorado hacia abajo, la Patagonia. Turística, bella, imponente hacia el oeste y desértica, pobre y despoblada en el centro. En las costas del Atlántico, ciudades petroleras y allí, donde el mundo se acaba, Ushuaia, la ciudad más austral del mundo con sus bellezas de hielo y nieve.

Al noreste del país, el verde, el agua, el paisaje tropical. Las Cataratas del Iguazú imponen el concepto de abundancia. De ahí el té, la yerba mate, las naranjas y un estilo de vida tan colorido como la misma naturaleza…hasta la tierra es colorada.

No puedo dejar de mencionar la zona centro-oeste que es la cuna del buen vino argentino. Mendoza, San Juan…sinónimos de uvas de pura cepa.

Pero en todo el espacio que les describo vivimos más o menos la mitad de los argentinos. La otra mitad vive en Buenos Aires.

Buenos Aires es mucho más que Capital Federal. Es una megaciudad formada por muchas otras que de tanto crecer y crecer se fueron arrimando hasta formar una colmena gigante, cosmopolita, abrumadoramente inmensa y asombrosamente diversa.
Yo creo que es una especie de Google: si buscas algo que no encuentras en Buenos Aires…no existe.
Qué decir? Allí hay todo tipo de industrias, comercio, espacios culturales, clases sociales, nacionalidades, provincianos de todos lados en busca de mejor vida, religiosos de las altas cúpulas de la iglesia, académicos, el gobierno nacional, el tango, la banca, la aduana, el puerto, la burocracia, el cafetín, el aeropuerto más importante, la oficina del país, el shopping y el mostrador donde atiende dios.
La gente vive de prisa, las veredas arrastran ríos de personas, los medios de transporte siempre están saturados y jamás falta un mimo o una estatua viviente adornando la vida de los ciudadanos. Buenos Aires no duerme, Buenos Aires vive 24 horas por día.


Lo cierto es que nuestro país tiene “el interior” y “Buenos Aires”. Los provincianos y los porteños.
¿Por qué? Simplemente porque el paisaje nos hace diferentes, porque cada cultura se forma de acuerdo a las posibilidades de su entorno, porque la historia es otra, porque por aquí hay mucha tierra y por allí, mucho cemento.

Por cierto, solemos pelearnos. Buenos aires es una hermana mayor que regula inexorablemente la vida de las provincias. Los países suelen manejarse desde escritorios y están en Buenos Aires…

Sin embargo, nos necesitamos. Los escritorios no producen alimentos ni energía. Y la producción debe pasar por el escritorio para ser administrada.

Cada cual cumple su rol en este enjambre cultural tan variado…casi contrastante.

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