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Las bananas de Asia, el Caribe y África, producidas mayoritariamente por industrias familiares, no pagaban aranceles para entrar en la Unión Europea (UE), por razones de solidaridad y ayuda a su comercio, pero ahora lo harán.
Paralelamente, a las bananas de Latinoamérica, que pagaban, se les rebajará el impuesto aduanero, por más que sus bananas estén monopolizadas por cinco multinacionales. La decisión de la UE se debe a la aplicación de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre los mercados.
Se podría concluir que los hambrientos del mundo no interesan al mercado, por lo que, o bien se convierten en consumidores, o pasan a ser materia para la solidaridad de las oenegés e iglesias. Esta parece ser la tendencia.
A la hora de decidir quién es pobre, la FAO ofrece una radiografía sobre los 7.000 millones de personas del planeta: unos 1.400 millones no disponen de un dólar diario y otros 3.500 millones tienen menos de dos dólares. Frente a ello, en 1996, la ONU se fijó unos Objetivos del Milenio, que organismos y naciones se comprometieron a cumplir antes del 2015.
Los objetivos son ocho, pero los claves son el primero («erradicar la pobreza extrema y el hambre») y el octavo («fomentar una alianza mundial para el desarrollo»). El planteamiento parece ser el del proverbio chino: a los más hambrientos hay que darles comida, pero a ellos y a los desnutridos (que tarde o temprano morirán igualmente) hay que enseñarles a pescar. Es una filosofía aceptada generalmente por todos.
RESULTADOS PROVISIONALES
Hace una semana, la FAO presentó los resultados provisionales de los objetivos. El grupo de la pobreza extrema -los de un dólar por día- ha disminuido en un 15% cuando el objetivo era de una reducción del 23%. Además, se debe principalmente al mayor nivel de vida logrado por China. En cuanto a la ayuda al desarrollo, en el 2010 ascendió a 128.700 millones de dólares, «la más alta jamás registrada». Sin embargo «en el 2011 África recibirá solo 11.000 millones de los 25.000 comprometidos».
Romano Prodi, encargado por la ONU de buscar soluciones para África, afirma: «Sin ninguna ayuda inicial del exterior, no existe posibilidad de desarrollo para los países más pobres». Los objetivos incumplidos evidencian, si no un fracaso, la incapacidad o falta de voluntad para favorecer un desarrollo real.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/incapaces-resolver-hambre-mundo-1101155
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