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TEOLOGOS DEL VACIO. PARTE 1. ACLARANDO CONCEPTOS.
Perpetrado por Oskarele
Últimamente (esta tarde mismo) han surgido varios debates en esta página en torno a si existe o no un proceso evolutivo en los seres vivos, levantándose algunas pasiones ancestrales. Aunque nos parezca mentira a los que hemos sido educados en los planteamientos de Darwin, en Estados Unidos, por ejemplo, cerca de un 40% de la población no cree en la evolución, basándose, única y exclusivamente, en sus creencias religiosas. Incluso en algunos estados se imparte en la escuela su propia versión de la historia de la humanidad. Y pongo el ejemplo de Estados Unidos y no el de la India, Etiopía o Mongolia, para que nadie piense que es algo fuera de lo que llamamos “sociedades civilizadas”.
Generalmente, a los detractores de las posturas científicas evolucionistas (con las que si están de acuerdo prácticamente todos los científicos del planeta) se les conoce como “Creacionistas” y a su teoría como “Creacionismo”, y a ello vamos a dedicar unas palabras.
Una de las cosas que más les apasiona a los fundamentalistas religiosos de occidente es atacar al concepto de “Evolución”, propuesto hace más de un siglo por Darwin y completado, estudiado y demostrado (aunque estos digan que no) por cientos de científicos posteriores.
Basándose en los testimonios mostrados por sus libros sagrados, que no interpretan de ninguna manera, sino que aceptan literalmente, reniegan de todos estos estudios científicos… pero a la vez tienen el rostro de calificar sus planteamientos, por lo menos en el occidente judeocristiano, con el contradictorio nombre de “Creacionismo Científico”, y con teorías surrealistas como la “Teoría del diseño inteligente”.
El Creacionismo considera, básicamente, que el Universo, La Tierra y todos los seres vivos que habitamos en ella existen porque un buen día un ser divino (o varios, según el sitio), decidieron crearlos y crearnos.
Se trata, obviamente, de una creencia religiosa, basada en sus libros sagrados o en tradiciones orales antiquísimas.
Claro, a los Creacionistas les sentó como una patada en el culo las teorías que propuso Darwin… “¿Cómo vamos a proceder del mono?”.
Pero lo peor es que en los últimos años el Creacionismo se ha visto enriquecido y fortalecido por una serie de planteamientos pseudocientíficos y religiosos que parten de una negación absoluta de la evolución y postulan algo que llaman “Diseño Inteligente”, que viene a ser lo mismo, solo que empleando, bochornosamente, términos científicos, de lo que defendían los filósofos cristianos y musulmanes de la Edad Media.
Los creacionistas clásicos, los mas fundamentalistas y apegados a las doctrinas religiosas, sobre todo cristianas, rechazan todas las pruebas científicas que los científicos aportan (todos los fósiles, las pruebas genéticas e, incluso, la propia evolución comprobada experimentalmente con insectos y bacterias), pero, sin embargo, aceptan sin duda alguna que procedemos de una pareja divina creada por un tal Yahveh (o Alá, según se mire), al igual que todos los animales y plantas, creadas casi a la vez, y, esto es importante, tal y como son; que la Tierra existe desde mucho menos años de lo que dicen los científicos (algunos proponen, incluso, 6.000 de antigüedad solamente); que aquel ente creador no solo nos creó sino que continua activo, interviniendo cuando considera oportuno en su obra; y que, para terminar, existió un gran diluvio en la que la humanidad sucumbió y los animales se salvaron en parejas gracias a un tal Noé y su barca…
Así, defienden que las especies fósiles no son antepasados nuestros, sino especies extintas, que fueron creadas a la vez que nosotros, pero han ido sucumbiendo.
De esto podemos deducir que en un principio los dinosaurios, los trilobites y los humanos vivimos juntos y en el mismo tiempo.
Lo triste, aunque parezca mentira, es que hay mucha gente que cree que esto fue así…
En la actualidad algunos se han dado cuenta de lo ridícula que era su postura, ante la abrumadora cantidad de pruebas que aportan los científicos evolucionistas, y han rebuscado para, en vez de demostrar nada, intentar desacreditar la Evolución con pruebas científicas y calificándola como “simple teoría” (jugando con el doble significado de la palabra teoría en el habla común y en las ciencias naturales).
El producto más refinado de esta factoría es la “Teoría del Diseño Inteligente”, movimiento que no suele hacer explícita su motivación religiosa, y que parte de que la complejidad de la naturaleza y del universo es tal que, forzosamente, ha tenido que ser creada (diseñada) por un ser inteligente y previo. Pero de nuevo no pretender demostrar sus teorías, sino refutar las del contrario, los evolucionistas.
Parten, por ejemplo, de la idea de que el Universo y la Tierra son tan perfectos y equilibrados, con miles de factores interrelacionados entre si, que el hecho de que alguno de estos cambiase haría imposible la vida. Es algo así como la versión creacionista de la Teoría de la Tierra Extraña, que defiende que la vida es imposible en ningún otro planeta, pues las condiciones para que se dé son tantas y tan “extrañas” que es imposible que se hayan dado en otro planeta. De manera que esta gente cree que para que la vida exista, hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure que las condiciones requeridas estuvieran presentes en su momento produciendo el resultado que este diseñador había previsto.
Otro argumento es lo que llaman “complejidad bioquímica irreducible”. Viene a querer decir que los seres vivos son sistemas complejísimos integrados por varias partes que interactúan, en donde, eliminar alguna de ellas, produce el fin del sistema. Según ellos, la selección natural no podría crear sistemas irreductibles, debido a que la función de selección se aplica luego que el sistema complejo ya está armado.
El ejemplo característico que proponen es la complejidad irreductible del ojo. Un ojo o es un ojo o no.
Esta gente, los defensores del Diseño Inteligente, plantean que existe un creador, aunque no se mojan en decir quién es, aunque en general los principales defensores afirman que creen que el diseñador es el Dios de Abraham, el de los judeocristianos y musulmanes. Claro, partir de esta idea les permite tener respuestas para todo: cualquier incongruencia o fallo en sus propuestas son excusadas con el argumento de que como humanos que somos, desconocemos las motivaciones del diseñador.
Por supuesto, como la existencia de un creador y diseñador se da por hecha, no se ven en la necesidad de responder a una pregunta trascendental: ¿Quién hizo al diseñador? O ¿De que esta hecho? O ¿Dónde está?
Para ser justos hay que mencionar una tercera opción, que casa perfectamente ambas posturas. Sería lo que se conoce como “Creacionismo Evolutivo”, teoría que acepta la teoría de La Evolución, planteando que si bien Dios es el creador de todo, luego dejo a la naturaleza hacer. Así la evolución sería algo así como el modo de trabajar de Dios. Esta postura no pretende interferir en el ámbito de las ciencias naturales, aunque hay algunos aspectos que deja para la libre voluntad de la Divinidad, como el tema del Alma y la moral.
Así, según estos, se puede ser perfectamente partidario de la teoría científica de la evolución de las especies y creer en la existencia de un dios creador, personal y providente.
En el siguiente artículo os propondré mi particular visión crítica de estas teorías pseudocientíficas, desde mi punto de vista, ridículas, groseras y enormemente prepotentes.
Teólogos del vacío... ya os comentaré porque…
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