Esta litografía de 1882 representa el mundo imaginario del año 2000, visto desde la perspectiva genial de Albert Robida, personaje menos conocido que Julio Verne, pero que contribuyo a la imaginación colectiva futurista con sus asombrosas ilustraciones.
Este francés, nacido en 1848 y fallecido en 1926, fue dibujante, litógrafo, grabador, caricaturista y novelista. Ha sido redescubierto gracias a su trilogía de anticipación: Le Vingtième Siècle (1883), La Guerre au vingtième siècle (1887) y Le Vingtième Siècle. La vie électrique (1890), en las que, a diferencia de Verne, integra los inventos en la vida corriente y no como locuras de sabios excéntricos.
Entre otras cosas inventó el téléfonoscopio, una pantalla plana mural que difunde las últimas informaciones a todas horas del día y de la noche, las últimas obras teatrales, cursos y teleconferencias.
En la litografía que nos ocupa vemos asombrados como imagina el futuro Robida: aparatos voladores, edificios excéntricos… a la vez que la estética sigue siendo la típica del siglo XIX.
Como todos sabemos, en el año 2000 no existían otras, cosas, por lo que, esta predicción, aunque bonita y maravillosa, pasara a los anales del futuro que nunca fue, del futuro perdido.
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