PARECE OTRA COSA...

LA ESCALERA AL CIELO. PARTE 32: LAS PIRÁMIDES DE LOS DIOSES Y LOS REYES, PARTE 6. EL CORONEL VYSE, EL FALSIFICADOR, PARTE 2


ByOskarele

Las pirámides de Gizeh son singulares, entre otras cosas, por la ausencia de cualquier tipo de ornamento o inscripción – con excepción de las pinturas encontradas, supuestamente, por Vyse.

Si los albañiles no tuvieron el menor reparo en pintar con tinta roja en aquellas cámaras por encima de la cámara del Rey, ¿por qué ninguna inscripción fue hecha en la primera de ellas, el compartimiento descubierto por Davison en 1765?

El caso es que en aquellas cámaras si había marcas de albañiles y canteros (flechas, líneas de posicionamiento y pequeñas señales), todas en posición horizontal, algo logico, pues, cuando fueron hechas, las pequeñas cámaras aún no estaban cubiertas y se podía estar en pie, caminar de un lado para otro y pintar las marcas sin trabas. Sin embargo, las inscripciones de Vyse están orientadas cabeza abajo o verticalmente,  como si el que las hizo necesitara inclinarse o agacharse para poder hacerlas dentro de aquellos compartimentos bajos (la altura varía de 0,40 a 1,34 metros en la cámara de lady Arbuthnot y de 0,67 a 1,10 metros en la de Wellington).



Pero además, los cartuchos y títulos reales pintados eran borrosos, groseros y excesivamente grandes. La mayoría de los cartuchos tenía de 80 a 90 centímetros de largo y cerca de 30 centímetros de ancho, a veces ocupando la mayor parte de un bloque de piedra (como si el escriba necesitara de todo el espacio disponible). Esto contrasta con la precisión, delicadeza y perfecto sentido de la proporción de los jeroglíficos egipcios, evidentes en las verdaderas marcas encontradas en esos compartimentos.

Mas pruebas: salvo algunas marcas en el canto de la pared este de la cámara de Wellington y algunas líneas sin sentido y el contorno parcial de un pájaro en la pared este de la cámara de Campbell, Vyse no encontró ninguna inscripción en las paredes este de los compartimentos.

Eso es bastante extraño.

Especialmente cuando se considera que fue excavando un pasaje en el lado este como Vyse consiguió penetrar en las cámaras… ¿Qué pasa? ¿Es que no es posible que los albañiles de la Antigüedad anticipasen que un día un inglés iría a entrar por ese lado este y tuvieron la gentileza de no escribir en esas paredes para que las inscripciones no fueran dañadas?

¿O será que la persona que las hizo prefirió usar las paredes intactas, olvidando las destruidas por la polvora?


Esta claro, analizando todo este movidón lo que pasó: Vyse estaba empeñado en encontrar algo que le llenase de honor y de fama, mas cuando ya se había gastado una buena pasta intentándolo. La tumba de Campbell, descubierta por el despedido Caviglia, estaba generando  no sólo piezas deseadas por los museos de todo el mundo si no marcas de cantera y jeroglíficos que despertaban gran interés por parte de los egiptólogos.

Vyse estaba desesperándose.

Finalmente consiguió penetrar en las cámaras, hasta entonces desconocidas, pero descubrió que eran exactamente iguales a la primera, encontrada por Davison, y que estaban vacías, sin ningun tipo de ornamento en las paredes.

¿Qué demonios iba a exhibir al mundo después de tantos gastos?

Así que entre Vyse y su colega Hill se curraron unas pinturas falsas, que para colmo, estaban erradas, (alrededor de 1830 la egiptología aún estaba en su infancia y nadie sabía de hecho cual sería el dibujo jeroglífico correcto para el faraón que Herodoto había llamado "Keops"), y callaicos, con nocturnidad y alevosía las pintaron en las cámaras recién encontradas.


¿Y como explicar lo de los dos nombres? Poco familiarizado con la escritura jeroglífica, quien hizo las pinturas debió llevar  consigo algún libro escrito por un especialista en el asunto, del cual copiaría los símbolos. La única obra de ese rollo mencionada, a menudo, en las crónicas de Vyse es “Materia Hieroglyphica”, de sir John Gardner Wilkinson, publicada en 1828 (9 años antes). Pues bien, ese libro, aunque clásico, tiene numerosas erratas: entre ellas confunde el jerogrifico de Kefren con el de Keops (no vamos a entrar en detalles, pero en el libro Sitchin lo explica mu bien). En su libro, transcribe la señal encontrada en los cartuchos de los monumentos de las dos maneras.

Y esto lleva a Sitchin a pensar que Vyse o Hill debieron haber copiado el libro de Wilkinson para todos los cartuchos que identifican a Kefren (los que contienen el símbolo del cordero). El símbolo de Keops autentico, en cambio, lo hicieron posteriormente, coincidiendo con el descubrimiento por parte de Caviglia de la Tumba de Campbell, en las afueras de la pirámide, donde si aparece realmente el cartucho de Keops (medio).

Pero ahora viene la parte aún más sospechosa: Vyse afirma que la piedra con parte del nombre de Sufis o Keops fue encontrada el 2 de junio. Sin embargo, su crónica tiene fecha del 9 de mayo! Obviamente la escribió con la intención de llevar a sus lectores a creer que el pedazo de cartucho encontrado fuera de la pirámide, corroboraba el descubrimiento del nombre completo encontrado en el interior de ella algunos días antes. Sin embargo, las fechas sugieren que lo que aconteció fue lo contrario…

De alguna forma, alrededor del 9 de mayo, Vyse y Hill se dieron cuenta de que habían escrito mal el nombre de Kéops. Y de nuevo, fue gracias a Wilkinson, que acababa de publicar un nuevo libro, “Manners and Customs of the Ancient Egyptians”, donde corregia aquel error de atribución.

Fue así que el último y conclusivo cartucho apareció en la parte superior, en el compartimiento recién-descubierto. Y es por eso por lo que se creo la confusión en torno a que apareciesen los nombres de los dos faraones, Keops y Kefren, pero con la cronología equivocada.

Una desfachatez…



Pero no contento con esta bochornosa falsificación que, por otro lado, le hizo enormemente famoso, el coronel Vyse, decidió seguir investigando y estudiando las otras dos pirámides. En la pirámide de Kefren, la segunda, con excepción de algunas marcas en tinta roja encontradas en piedras sueltas, no se descubrió nada de importancia. Pero en la tercera, los “esfuerzos” de Vyse si fueron productivos…

A finales de julio de 1837 - como ya mencionamos anteriormente -, sus trabajadores consiguieron penetrar en la supuesta "cámara sepulcral", encontrando allí un "sarcófago"  con un féretro de madera con bellísimos tallados, pero vacío. Además había inscripciones en árabe en las paredes y "el suelo  de las cámaras y pasillos gastados por el pasar constante de gran número de personas" dejando claro que "la pirámide había sido muy frecuentada".

Pues bien, a pesar de esto, a pesar de ser “frecuentada” y del ataúd vacio, Vyse consiguió encontrar pruebas de quien fue su constructor: El coronel concluyó que la cámara "era probablemente usada en ceremonias fúnebres, como las otras existentes en Abu Simbel, Tebas etc." Cuando se retiró la basura encontraron, supuestamente, quebrada la mayor parte de la tapa de una sarcófago y cerca de ella, sobre un bloque de piedra, encontró fragmentos de una tapa de féretro de momia (inscrita con jeroglíficos, entre ellos el cartucho de Menkara-Micerinos) junto con restos de un esqueleto.


Pa entendernos, este es el escenario esbozado por Vyse: Siglos antes los árabes entraron en la cámara, encontraron el sarcófago y abrieron la tapa. Dentro de él estaba la momia en su féretro de madera (el cuerpo del constructor de la Segunda Pirámide, según él). Los invasores movieron el féretro con la momia con la intención de examinarlo a la busca de tesoros, quebrándolo durante el transporte. Gracias a dios, él, había encontrado los restos de ese robo y, por suerte, justamente el pedazo de la tapa del féretro donde estaba grabado el cartucho donde se leía Men-ka-ra - nada más y nada menos que el propio Miquerinos de Herodoto… Con eso, Vyse comprobaba la identidad de otro de los constructores de las pirámides de Gizeh!!

Curiosisimamente, el sarcófago se perdió en el mar por culpa del naufragio del navío que lo transportaba para Inglaterra, pero el pedazo de féretro y los restos de la momia llegaron intactos al Museo Británico y Samuel Birch pudo leer las propias inscripciones y no sólo copias de ellas, como en el caso de las cámaras de la Gran Pirámide. Inmediatamente expresó sus dudas, diciendo que "el féretro de Micerinos muestra una considerable diferencia de estilo cuando es comparado con monumentos de la 4ª. Dinastía". Wilkinson, sin embargo, si aceptó el fragmento como prueba auténtica de la identidad del constructor de la Tercera Pirámide, pero se quedó en duda sobre la momia porque el tejido que la envolvía no le pareció ser de la antigüedad alegada. En 1883, Gaston Maspero concluyó que "la tapa de madera del rey Menchere no es de la época de la 4ª. Dinastía".


Actualmente está científicamente probado (por pruebas con Carbono14) que, tanto el féretro, como los huesos no son restos de un sepelio original, aunque curiosamente, de épocas distintas.

Esa afirmación niega la autenticidad del hallazgo pero no va al centro de la cuestión. Si los restos no eran del entierro original, sólo podían ser de un sepelio intruso. Pero entonces, momia y féretro tendrían que ser del mismo periodo. Como no era este el caso, sólo existe una única explicación: alguien colocó dentro de la Tercera Pirámide una momia y un féretro desenterrados en lugares diferentes.


Y la conclusión ineludible es que ese descubrimiento fue un fraude arqueológico deliberado.

Como cuentan sus crónicas, cerca de un mes después del descubrimiento en la Primera Pirámide, Vyse encontró el nombre Men-ka-ra escrito en tinta roja en el techo de una de las tres pirámides pequeñas situadas al sur de la Tercera. Debe haber sido la suma de los dos hechos que le dio la idea de crear un
importante hallazgo arqueológico dentro de la propia pirámide...

Aclamado por ese segundo descubrimiento, el coronel Vyse, que inmediatamente sería promovido a general, y el Sr. Perring, partieron para producir en la casa de campo (para ellos) arqueológica de la pirámide de Djoser, una piedra con el nombre de ese faraón escrito en tinta roja. No existen detalles suficientes en las crónicas de Vyse para determinar si allá también hubo una falsificación, pero es increíble que haya sido nuevamente el mismo equipo el que consiguió desenterrar pruebas de la identidad de otro constructor de pirámides.

ANDALUCIA EN SU DÍA



Perpetrado por Oskarele

Andalucía es una comunidad autónoma española ubicada al sur de la península ibérica, con una extensión de 87.597 km2, que equivale al 17,3% del territorio español, por lo que es comparable, al menos en tamaño, con muchos de los países europeos. Al este la baña el Mar Mediterráneo y al oeste el océano Atlántico, mientras que al norte la Sierra Morena la separa de la meseta y del resto del país. Por su posición geográfica goza de un clima templado, excepto en determinadas alturas (como la Sierra Morena) y determinadas épocas del año, donde la caló aprieta con fuerza.

Está compuesta por ocho provincias, cada cual más bella: Almería, Granada, Málaga, Jaén, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Huelva, con capitales en las ciudades homónimas. Y es la comunidad autónoma más poblada, con cerca de 9 millones de habitantes.

Tierra fronteriza con el norte de África (el estrecho de Gibraltar separa ambos continentes en unos cuantos kilómetros), está poblada desde tiempos inmemoriales, con culturas importantes (en comparación con el resto de la península o incluso Europa), como el Argar y los Millares (en Almería) y Tartessos, en la zona occidental, fechadas en el tercer milenio a. C. posteriormente seria visitada por griegos y fenicios que fundaron las dos ciudades más antiguas de Europa Occidental, Cádiz y Málaga.

Posteriormente los romanos la invadieron, pasando a ser parte de la provincia llamada “Bética”, que tuvo gran importancia económica y política, hasta el punto de proveer al imperio de dos emperadores, Trajano y Adriano. Tras la caída de Roma llegaron los vándalos y los visigodos, que a su vez fueron conquistados por los musulmanes en el 711.

Con la invasión musulmana de la península ibérica el territorio andaluz acapararía el papel de centro político, siendo la bella ciudad de Córdoba la capital de un vasto dominio, ciudad esta que llegaría a ser en época de Abderramán II y sus sucesores directos la ciudad más importante del occidente europeo. Posteriormente el Califato Omeya de Córdoba colapsaría, en el siglo XI, en un proceso paralelo al avance de las tropas cristianas del norte, que iban avanzando inexorablemente hacia el sur.

La conquista cristiana ira estrechando cada vez más el dominio de los musulmanes, que finalmente, en el siglo XV se vieron reducidos al reino Nazarí de Granada, que caería finalmente en 1492, con la toma de Granada por los reyes católicos, el mismo año en que Colon partió desde el puerto de Palos, en Huelva, para descubrir América para los europeos.

Desde entonces Andalucía entró en una barrena económica, convirtiéndose en una de las comunidades menos desarrolladas económicamente de la península, algo que se arrastrará prácticamente hasta el presente, colaborando en ello que gran parte del territorio andaluz se lo repartieron los aristócratas castellanos a lo largo de los siglos. Este problema se vería aun más acentuado con la industrialización del siglo XIX, en la que, mientras otras comunidades tuvieron un florecimiento económico impresionante, Andalucía quedó relegada a la producción agrícola sobre todo, aunque también había importantes explotaciones mineras.

Lamentablemente esta situación sigue sin estar del todo superada, siendo en la actualidad una de las regiones con más paro, con menos crecimiento económico y con menos industrialización.

Por otro lado, el nombre “Andalucía” viene de la castellanización de la palabra árabe Al- Andalusiya, que a su vez deriva de “Al-Andalus”, el nombre que dieron los musulmanes a sus tierras conquistadas en la península.

Andalucía en la actualidad tiene el status, dentro del estado español, de Comunidad Autónoma, desde que en 1981 se aprobó su estatuto de autonomía. En el 2007 se revisó este estatuto, hablando de Andalucía como “nacionalidad histórica” (antes era definida como “nacionalidad”)

Las aspiraciones andaluzas a ser una región autónoma, ya sea dentro o fuera del estado español, tienen su origen a principios del siglo XX, cuando dentro de determinados círculos intelectuales y burgueses andaluces se ve la necesidad de la creación de una asamblea andaluza que defienda sus intereses respecto a Madrid. Entre estos señores destacará la figura de Blas Infante, líder y coordinador del movimiento andalucista en los años posteriores, hasta su muerte en agosto de 1936.

Ya en 1919, durante la Asamblea de Córdoba, el movimiento andalucista se muestra a favor de la  abolición de los poderes centralistas y por una Federación Hispánica, y define además a Andalucía claramente y sin ambigüedades como “realidad nacional” y “patria”. En la asamblea se acordó el Manifiesto andalucista de Córdoba, denominado Manifiesto de la Nacionalidad, que proclama la necesidad de que Andalucía se constituya en una "democracia autónoma" y la llegada de "la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España".

Blas Infante (1885-1936), es considerado el padre del andalucismo, ya que su labor al respecto fue enorme, sobre todo en la época de la II República, en la que luchó por que se aprobase un estatuto de autonomía, cosa que no consiguió. Con el estallido de la Guerra Civil fue detenido y ejecutado por los sublevados nacionales.

En el año 1933 propuso que la melodía del canto religioso Santo Dios, un himno que los jornaleros cantaban al terminar su día de trabajo, fuera el Himno de Andalucía cambiándole la letra por un texto suyo.

Este himno, junto con la bandera y el escudo, que fueron elegidos en la Asamblea de Ronda de 1918, son actualmente los símbolos oficiales de Andalucía. El escudo muestra la figura de un Hércules joven entre las dos columnas de Hércules que la tradición sitúa en el estrecho de Gibraltar, con una inscripción a los pies de una leyenda que dice: "Andalucía por sí, para España y la Humanidad", sobre el fondo de una bandera andaluza. Cierra las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas «Dominator Hercules Fundator», también sobre el fondo de la bandera andaluza.

La bandera oficial de Andalucía está compuesta por tres bandas horizontales verde, blanca y verde, de igual tamaño; sobre la banda central blanca se sitúa su escudo. Fue creada por Blas Infante, y aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918.

Infante eligió el verde como símbolo de la esperanza y la unión, y el blanco como símbolo de paz y diálogo. La elección de estos colores se debe a que Blas Infante consideraba que habían sido los más usados a lo largo de la historia del territorio andaluz.

El Día de Andalucía se celebra el 28 de febrero y conmemora el referéndum del año 1980, que dio autonomía plena a la comunidad andaluza tras una larga lucha.

La letra del himno apela a los andaluces para que se movilicen y pidan "tierra y libertad", mediante un proceso de reforma agraria y un estatuto de autonomía política para Andalucía, en el marco de España. Aquí lo tenéis:

“La bandera blanca y verde
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!

Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!”

Los nacionalistas andaluces suelen modificar el estribillo de la siguiente manera:

¡Andaluces, levantaos,
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
los Pueblos y la Humanidad!

Mas info y fuentes aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí.

BLAS INFANTE. Padre de la autonomía andaluza. Extracto del Himno de Andalucía

"Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!"
BLAS INFANTE. Padre de la autonomía andaluza. Extracto del Himno de Andalucía

REBELDÍA

D. W. GRIFFITH. EL PADRE DEL CINE. PARTE 5. LA DECADENCIA DEL GENIO


Perpetrado por Oskarele

De 1920 es también otra de sus obras maestras, la impresionante “Way Down East” (Las dos tormentas), de nuevo con los protagonistas de “Los lirios rotos”, Lillian Gish y Richard Barthelmess, en una historia igualmente melodramática acerca de una pobre mujer que, abandonada por su seductor amante y apunto de arrojarse al agua, es salvada en el último momento. En esta cinta Griffith emplea la naturaleza, desatada e incontrolable, para destacar la culminación emocional de la acción.



Esta cinta cuenta con una de las escenas más memorables de la historia del cine: la que muestra a la aspirante al suicidio arrastrada sobre un tempano de hielo hacia una cascada, y a su salvador, saltando de tempano en tempano para arrancarla de las manos de la muerte. Una escena realmente antológica en la que se unen suspense, habilidad técnica y unas interpretaciones memorables.


Tras la mediocre “Dream Street”, de 1921, llega otro clásico, aunque también otro fracaso para su director, “Orphans of the storm”, del mismo año, protagonizada por las hermanas Gish y ambientada en la Francia prerrevolucionaria. Cuenta la historia de Louise, una niña ciega nacida de la unión de una aristócrata y un plebeyo, abandonada a las puertas de Notre Dame, donde la recoge el padre de Henriette, que la criará como a su propia hija. Ante la ceguera que padece Louise, ambas hermanas viajan a París, con la esperanza de que un doctor pueda curarla. Allí las desgracias se suceden. Un aristócrata pervertido rapta a Henriette, mientras que una mezquina anciana quiere aprovecharse de Louise para recabar limosna. A todo esto la revolución estalla, y cobran protagonismo Danton y Robespierre. El primero es pintado como un humanista que busca el bien de Francia, el otro como un hombre resentido para el que el fin justifica los medios.





Tras estas su carrera parece perder el rumbo, haciendo otra tanda de productos reguleros, como “One exciting night”, de 1922, “Mammy’s Boy”, de 1923, con Al Johnson, “The White rose”, del mismo año, “América”, de 1924, un intento de volver al cine épico que le caracterizó, pero que se convierte en un nuevo y sonoro fracaso, o “Isn’t life wonderful”, también de 1924, para hacer en 1925 una de las pocas comedias de su filmografía, “Sally of the sawdust”, con W.C. Fields en el espléndido personaje del profesor Eustace McGargle.

Hace unas cuantas películas más antes de la eclosión del sonoro: “The royle girl”, de 1925; “The Sorrows of Satán”, de 1926, una libre transposición del Fausto de Goethe; “Topsy and Eva” de 1927; “Drums of love” o “The battle of the sexs”, ambas de 1928.



Sin duda su carrera está entrando en una barrena de la que ya nunca saldrá. Lo mismo le pasa al propio Griffith: se ha convertido en una persona amargada, cansada, cínica y seriamente alcohólica. Nace un nuevo Hollywood, el cine mudo se desvanece, y con ella figura de su padre artístico, uno de tantos que hizo posible el reinado interminable de la Meca del Cine.

La Warner logra que podamos escuchar las voces y oír cantar a Al Jolson en “El cantante de jazz” (The Jazz Singer, 1927).

El cine vuelve a transformarse. Griffith declara que las películas habladas desaparecerían, que nunca sería posible sincronizar la imagen con la voz, que la única voz del cine debería ser la música. "La verdadera gran película y el director que piensen más en su prestigio que en los dólares seguirán siendo mudos... Las primeras películas habladas van a adolecer de las mismas faltas de naturalidad, interpretación dudosa, momentos de inacción prolongada, etcétera, de las películas de hace veinte años, y producirán en el público una sensación de retroceso del cine como industria y como arte." (David W. Griffith, declaraciones a la revista Photoplay, a fines de 1928).

Aun así hace algunas películas sonoras, como “Lady of the pavements”, de 1929; “Abraham Lincoln”, de 1930 (una de sus últimas grandes películas) o  “The Struggle”, de 1931, su última película.

El lenguaje inventado por Griffith ya no puede dar más de sí.

Se ha convertido en patrimonio de la cinematografía universal.

El cine aplasta a su padre artístico y lo manda al olvido.
René Clair, el genial director francés, lo describe, ya decadente, en una taberna del barrio chino de Londres, en 1935, donde le invitó una copa. Griffith se levantó súbitamente y dejó el lugar: "Se diría que paseaba entre la niebla en busca de su perdida juventud y su genio extinguido, tratando de encontrar en la noche del pasado aquella niña triste de “Los Lirios rotos”, aquella sombra que él hizo nacer y que ahora tenía más vida que él mismo..."

Griffith se va solo, en la oscuridad de la noche, sin ser despedido por una multitud a su alrededor y sin el sol brillando en el cielo.

La noche del 23 de julio de 1948, olvidado por todos, en un sucio cuarto del hotel Knickerbocker de Hollywood, muere David Wark Griffith, víctima de una hemorragia cerebral.

LA ATLÁNTIDA. PARTE 12. MESOAMERICA: EL HOMBRE QUE COMPRÓ CHICHÉN ITZÁ

Perpetrado por Oskarele

Edward Herbert Thompson (1857-1935) fue un arqueólogo yanqui que dedicó gran parte de sus estudios a la civilización maya, aunque con bastante polémica, no por sus planteamientos, sino por sus métodos. Pero vayamos por partes: resulta que este señor, en 1879, escribió un artículo titulado "Atlantis: Not a Myth", que fue publicado por la revista “Popular Science Monthly”, en el que argumentaba que los antiguos monumentos de la civilización maya (que nunca había visto excepto en libros), probaban que el continente perdido de la Atlántida se encontraba en realidad allí, en Mesoamérica.



Esto es lo que nos interesa para nuestra historia… pero, curiosamente, este articulillo tendrá una gran importancia posterior, pues un tal Stephen Salisbur III, un barón de los ferrocarriles y mecenas de la American Antiquarian Society, se quedó encantado con el texto y se puso en contacto con Thompson, instándole que se mudara a Yucatán para explorar las ruinas in situ. Tal era la influencia de este que hizo que acabasen nombrando a Thompson cónsul de USA en Yucatán, adonde llegó en 1885.

Tras varios años de investigación, en 1894, con la ayuda de Alison Armoure, compró una plantación que incluía un lugar llamado Chichén Itzá, donde se reconstruyó una hacienda. Durante treinta años exploraría el sitio, trabajando y colaborando con diferentes museos. Además, en 1904, procedió a dragar el cenote sagrado de la ciudad, entre 1904 y 1910, en donde encontró una gran cantidad de objetos de oro, cobre, jade, así como restos de ropas y armas.



Todo esto fue enviado al Peabody Museum en Cambridge.

Hay que recordar que Chichén Itzá es uno de los principales yacimiento arqueológicos de la península del Yucatán y de la civilización maya, exactamente del periodo posclásico de dicha cultura. Esta considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco y es una de las Nuevas Maravillas del Mundo de esas que se habló hace poco. Fue fundada hacia el 500 d. C. y entre las maravillas arquitectónicas destaca la Pirámide de Kukulcán, una de las obras más impresionantes del arte maya.




Dentro del complejo esta el citado cenote sagrado, del que tenéis más información aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Cenote_Sagrado.


Finalmente, en 1926, el gobierno mexicano embargó el terreno y entabló dos juicios contra Thompson, acusándolo de haber sustraído estos objetos ilegalmente. Los procesos se alargaron durante años.

En 1935 palmó Thompson, y el proceso penal se suspendió, aunque aún continuaba el civil.

En 1944, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de Thompson. La hacienda fue devuelta a sus herederos.

El museo Peabody aceptó, en 1970, devolver la mitad del lote, y algo más recientemente, en 2008, otra parte más.



Respecto a la relación de Thompson con la movida de la Atlántida, aquí tenéis el artículo completo que publicó en la revista “Popular Science” en 1879. AQUI ABAJO OS DEJO EL ARTÍCULO COMPLETO.

En él se hace eco de determinadas teorías que planteaban que la mítica Atlántida de la que hablaba Platón se hundió, pero que parte de ella era América Central, así como las islas del Caribe, y que allí se desarrolló una cultura vastísima, tanto que llegó a ser conocida incluso en Europa y Asia, pero que, de repente, fue en su mayor parte engullida por el mar.

Para justificar esto, pone diversos ejemplos de catástrofes naturales que se han llevado por delante ciudades enteras (cita, por decir uno, el gran terremoto de Lisboa). Posteriormente pasa a enumerar la propuesta de Platón y la de muchos otros autores clásicos que mencionan la Atlántida, llegando a la conclusión de que todas las descripciones encajan con la idea de que estuviese en Centroamérica. Entre los autores citados esta precisamente Brasseur de Bourbourg, del que hablábamos en el artículo anterior.

Pero tampoco aporta muchas pruebas, dejando pendiente la comprobación para cuando se consiga descifrar la escritura de los mayas.

Mas info aquí, aquí, aquí, aquí

ATLANTIS NOT A MYTH.
By EDWARD H. THOMPSON.
OUR sturdy worker in the copper mines of Lake Superior, finding both himself and his vein of copper growing poorer day by day, determines to seek some more paying claim in the as yet unexplored portion of the copper country. He gathers his kit of tools together and starts, and, after many a hard hour's travel over the wild and rugged country, finds a region with abundant signs of copper, and where seemingly no human foot has trod since creation's dawn.

He strikes a rich vein and goes steadily to work digging and blasting his way to the richer portions, when suddenly, right in the richest part, he finds his lead cut off by what looks to his experienced eye marvelously like a mining shaft. Amazedly he begins to clear out of the pit the fallen earth and the débris of ages, and the daylight thus let in reveals to his astonished gaze an immense mass of copper raised Footnote was appended to the previous page’s footnote some distance from the original bottom of the pit on a platform of logs, while at his feet lie a number of strange stone and copper imple- ments some thin and sharp like knives and hatchets, others huge and blunt like mauls and hammers all being left in such a manner as though the workman had but just gone to dinner and might be expected back at any moment. Bewildered, he ascends to the surface again and looks about him. He sees mounds that from their positions are evidently formed from the refuse of the pit, but these mounds are covered with gigantic trees, evidently the growth of centuries ; and, looking still closer, he sees that these trees are fed from the decayed ruins of trees still older trees that have sprung up, flourished, grown old, and died since this pit was dug or these mounds were raised. The more he thinks of the vast ages that have elapsed since this pit was dug, that mass of copper quarried and raised, the more confused he becomes : his mind can not grasp this immensity of time.


" Who were these miners ? When did they live, and where did they come from ? " are the questions he asks himself, but gets no answer. However, one fact is patent to him that, whoever they were, they Avill not now trouble his claim ; and, consoled by this reflection, he goes to work again.


The traveler in wandering through the dense and almost impenetra- ble forests of Central and South America, suddenly finds himself upon a broad and well-paved road, but a road over which in places there have grown trees centuries old. Curiously following this road, he sees before him, as though brought thither by some Aladdin's lamp, a vast city, a city built of stone buildings that look at a distance like our large New England factories splendid palaces and aqueducts, all con- structed with such massiveness and grandeur as to compel a cry of astonishment from the surprised traveler an immense but deserted city, whose magnificent palaces and beautiful sculpturing are inhabited and viewed only by the iguana and centiped. The roads and paths to the aqueducts, once so much traveled as to have worn hollows in the hard stone, are now trodden only by the ignorant mestizo or simple Indian. Of this deserted home of a lost race, the traveler asks the same question as the miner, and the only answer he gets from the seini- civilized Indian is a laconic " Quien sabe ? " And Avho does know ?


The curious and scientific world, however, are not so easily answered, and various are the theories and conjectures as to these diggers of mines and builders of mounds and strange cities. One of the most plausible of these one believed by many scientists to be the true theory is this : Ages ago the Americas presented a very different ap- pearance from what they now do. Then an immense peninsula ex- tended itself from Mexico, Central America, and New Granada, so far into the Atlantic that Madeira, the Azores, and the West India Islands are now fragments of it. This peninsula was a fair and fertile coun- try inhabited by rich and civilized nations, a people versed in the arts of war and civilization a country covered with large cities and mag- nificent palaces, their rulers according to tradition reigning not only on the Atlantic Continent, but over islands far and near, even into Eu- rope and Asia. Suddenly, without warning, this whole fair land was ingulfed by the sea, in a mighty convulsion of nature.


Now, this catastrophe is not impossible or even improbable. In- stances are not wanting of large tracts of land, several hundred miles in extent, disappearing in a like manner. The island of Ferdinandea suddenly appeared, and after a while as suddenly disappeared. In 1819, during an earthquake in India, an immense tract of land near the river Indus sank from view, and a lake now occupies its place.


The whole bed of the Atlantic, where Atlantis is said to have been situated, consists of extinct volcanoes. The terrible Lisbon earthquake of 1755, and the later American shock, created a com- motion throughout the whole Atlantic area.


That Atlantis possessed great facilities for making a sudden exit can not be doubted. Its very situation gives good color to the nar- ratives of ancient Grecian historians and Toltecian traditions, that " it disappeared by earthquakes and inundations."


Not only is it within the bounds of possibility that it might have occurred, but if traditions so clear and distinct as to be almost au- thentic history are to be believed, then it did occur. Listen to what one of the most cautious of ancient writers, Plato, says : " Among the great deeds of Athens, of which recollection is pre- served in our books, there is one that should be placed above all oth- ers. Our book tells us that the Athenians destroyed an army that came across the Atlantic seas, and insolently invaded Europe and Asia, for this sea was then navigable ; and beyond the straits where you place the Pillars of Hercules was an immense island, larger than Asia and Libya combined. From this island one could pass easily to the other islands, and from these to the continent beyond. The sea on this side of the straits resembled a harbor with a narrow entrance, but there is a veritable sea, and the land which surrounds it is a veri- table continent. On this island of Atlantis there reigned three kings with great and marvelous power. They had under their domain the whole of Atlantis, several of the other islands, and part of the continent. At one time their power extended into Europe as far as Tyrrhenia, and uniting their whole force they sought to destroy our country at a blow, but their defeat stopped the invasion and gave entire freedom to the countries this side of the Pillars of Hercules. Afterward, in one day and one fatal night, there came mighty earthquakes and inundations, that ingulfed that warlike people. Atlantis disappeared, and then that sea became inaccessible, on account of the vast quantities of mud that the ingulfed island left in its place." It is possible that the debris, said to have been left by this catastrophe, might be identical with or the nuclei of the sargazo fields that, many centuries later, Columbus found almost impenetrable. Again, Plato, in an extract from Proclus, speaks of an island in the Atlantic whose inhabitants pre- served knowledge from their ancestors of a large island in the Atlan- tic, which had dominion over all other islands of this sea.


Plutarch, in his life of the philosopher Solon, Herodotus, and other ancient writers, speak of this island as a known fact, and it is impos- sible to believe otherwise than that Seneca thought of Atlantis when he writes in his tragedy of " Medea " : " Late centuries will appear, when the ocean's veil will lift to open a vast country. New worlds will Thetsys unveil. Ultima Thule " (Iceland) " will not remain the earth's boundary." He evidently believed in the unknown island and continent, and knew it would not remain for ever unknown.
Diodorus Siculus says that " opposite to Africa lies an island which, on account of its magnitude, is worthy to be mentioned. It is several days distant from Africa. It has a fertile soil, many mountains, and not a few plains, unexcelled in their beauty. It is watered by many navigable rivers, and there are to be found estates in abundance adorned with fine buildings." Again he says, " Indeed, it appears on account of the abundance of its charms as though it were the abode of gods and not of men."


The situation, the description of the country, in fact every particu- lar, agrees precisely with our idea of Atlantis ; and what other land now in existence agrees in any way with this description what isl- ands of magnitude that contain navigable rivers, large fertile plains, and mountains ?


Turning from our well-known ancient writers, we find in all the traditions and books of the ancient Central Americans and Mexicans a continual recurrence to the fact of an awful catastrophe, similar to that mentioned by Plato and others.


Now, what are we to believe ? This, that either the traditions and narratives of these ancient writers and historians of both lands are but a tissue of fabrications, evolved from their own brains, with perhaps a small thread of fact, or else that they are truths, and truths proving that the Americas, instead of being the youngest habitation of man, are among the oldest, if not, as De Bourbourg affirms, the oldest.


Brasseur de Bourbourg, who Baldwin says has studied the monu- ments, writings, and traditions left by this civilization more carefully and thoroughly than any man living, is an advocate of this theory, and to him are we indebted for most of our translations of the tradi- tions and histories of the ancient Americans.


To the imaginative and lovers of the marvelous, this theory is pe- culiarly fascinating, and the fact that there is plausible evidence of its truth adds to the effect. With their mind's eye they can see the dread- ful events, as recorded by Plato, as in a panorama. They see the fair and fertile country, filled with people, prosperous and happy; the sound of busy life from man and beast fills the air. Comfort and prosperity abound. The sun shines clear overhead, and the huge mountains look down upon the cities and villages at their feet, like a mother upon her babes : all is a picture of peacefulness. Suddenly, in a second, all is changed. The protecting angels become destroying fiends, vomiting fire and liquid hell upon the devoted cities at their feet, burning, scorching, strangling their wretched inhabitants. The earth rocks horribly, palaces, temples, all crashing down, crushing their human victims, flocked together like so many ants. Vast rents open at their very feet, licking with huge, flaming tongues the terrified people into their yawning mouths. And then the inundations. Mighty waves sweep over the land. The fierce enemies, Fire and Water, join hands to effect the destruction of a mighty nation.
How they hiss and surge, rattle and seethe ! How the steam rises, mingled with the black smoke, looking like a mourning-veil, that it is, and, when that veil is lifted, all is still, the quiet of annihilation ! Of all that populous land, naught remains save fuming, seething mud. It is not to be supposed that all perished in that calamity. Long before this they had spread over the portion of the Americas contigu- ous to the peninsula, building cities, palaces, roads, and aqueducts, like those of their native homes ; and adventurous pioneers continually spreading north, east, and westward, their constant increase of num- bers from their former homes enabling them to overcome the resist- ance offered to their progress by both natives and nature, till at last they reached and discovered the copper country of Lake Superior. That they appreciated this discovery is evinced by the innumerable evidences of their works and of their skill in discovering the richest and most promising veins. Wherever our miners of the present day go, they find their ancient fellow craftsmen have been before them, worked the richest veins and gathered the best copper ; and it is sup- posed that they continued thus till the terrible blotting out of their native country cut short all this, and left this advancing civilization to wither and die like a vine severed from the parent stem.


Having no further accession to their numbers, and being continu- ally decimated by savages and disease, they slowly retreated before the ever-advancing hordes. Gradually, and contesting every step, as is shown by their numerous defensive works along their path, they were forced back to their cities on this continent, that had been spared them from the universal destruction of their country, where the dense and almost impassable forests afforded them their last refuge from their enemies, and where, reduced by war, pestilence, and other causes, to a feeble band, their total extinction was only a matter of time. Such is probably the history of this lost civilization, and such would have been the history of our civilization had we in our infant growth been cut off from receiving the nourishment of the mother coun- tries.


Within the last twenty-five years, all sciences relating to the past and present of man have been enormously developed. Old, worn-out, useless theories have been discarded, new facts have taken their places, discoveries have followed discoveries, each discovery helping to form, link by link, the chain of human history.
We are beginning to perceive that we are but yet young in the knowledge of human history, that we have as yet picked up but a bright pebble of thought or glittering shell of theory, while before us lies the whole vast sea of human history unexplored. That we are beginning to acknowledge this is a good sign, for, when a man or mankind acknowledge their ignorance, they have at least a sure foundation to build upon.


Again, the spirit of bigotry, the spirit that told men to scorn and deride Galileo and Columbus, is fast passing away, and in its stead comes the spirit of rationality, a spirit that tells men to look upon a new idea or theory, even if it does run outside of the accustomed rut, with a reasoning if not favorable eye. And we have faith, as science grows to grander proportions and dispels some of the mist that now envelops it, that some day not far distant will bring forward an historic Edison that shall bring together the faint voice of the prehistoric past and the bright, clear voice of the present; that some future Champollion will discover, among the ruined cities of the Americas, an American Rosetta-stone that will complete the chain of human history. "The noblest study of mankind is man."

¿FUE TINTÍN NAZI?


Perpetrado por Oskarele

Imagino que todos, más o menos, conocéis la colección de las aventuras de Tintín, una de las famosas e influyentes series de comics europeas, creada por el autor belga George Rémi, aunque bajo el seudónimo Hergé, y que contó con un total de 24 álbumes, el primero de 1930 y el ultimo de 1976. Pues bien, existen determinados indicios que hacen que el personaje principal, el joven viajero Tintín, estaba basado, en Léon Degrelle, dirigente nazi nacido en Bélgica, amigo personal suyo y con una ideología afín, en aquella época al menos… vamos a explicarlo:

Los comics de Tintín cuentan la historia de un intrépido reportero de aspecto juvenil pero cuya edad nunca queda clara del todo, que viaja por el mundo acompañado de su perrico Milú, así como otros cuantos personajes, como el capitán Haddock, el profesor Tornasol, los detectives Hernández y Fernández y la cantante Bianca Castafiore, cuyas aventuras están cuidadosamente ambientadas en escenarios reales de los cinco continentes.


Georges Prosper Rémi, alias Hergé, nació en 1907 en Etterbeeck, Bélgica. Desde pequeño mostró una gran capacidad para el dibujo, a pesar de que nunca tomó lecciones. Estudio en un colegio religioso, el Saint Boniface, además de asociarse a la Federación de Boy Scouts Católicos, hecho que influirá en las as tramas de sus historietas de Tintín, así como por los viajes realizados en esta temprana etapa de su vida, uno de ellos a España. Ya en aquella época publicó algunas historietas en “Le Boy-Scout Belge”, desde 1922, y dos años después, en 1924, comenzó a usar el seudónimo, Hergé, que usaría ya toda la vida (se trata de la pronunciación en francés de las iniciales de su nombre R, G.).



En el 26 crea su primera serie, “Totor” (“Les extraordinaires aventures de Totor, CP des Hannetons”) en la publicación de los boy-scout antes mencionada, a la vez que entra a trabajar en el periodo diario ultraconservador y católico de Bélgica “Le Vingtième Siècle”. Pero en 1926 decide cumplir con el servicio militar, regresando al periódico en 1927, ya como aprendiz de fotógrafo e ilustrador. El abate Norbert Wallez, director de la publicación, aparte de anticomunista, antisemita y antimasón, era simpatizante de Mussolini, a quien llegó a conocer personalmente, tuvo una gran influencia sobre Rémi al incitarlo a leer y a instruirse, y le confió responsabilidades de mayor alcance.


Pues bien, el tal Wallez este decidió crear un suplemento para chavales. Así, el 1 de noviembre de 1928 apareció el primer número de Le Petit Vingtième, bajo la dirección de Hergé, que conoció en esa época a la que sería su esposa, Germaine Kieckens, secretaria del abate Wallez, con la que se casaría en 1932. Pues bien, en esa publicación para chavales incluyó varios personajes suyos, entre ellos Totor, que, según el propio Hergé seria la inspiración básica para Tintín, cambiando el nombre, dándole el oficio de reportero y la compañía de fox-terrier Milú.


Así, el 10 de enero de 1929, Tintín apareció por primera vez en las páginas de “Le Petit Vingtième”, en una aventura que le llevada “Al país de los Soviets”, luchando contra los bolcheviques y mostrando claramente las ideas de Wallez, el director del periódico, que se convirtió en una figura claramente influyente y tutelar para Hergé (“se lo debo todo” diría este hasta el día de su muerte). El enorme e inesperado éxito de la publicación animó a Hergé a prolongar sus aventuras: Los siete primeros episodios de las aventuras de Tintín se publicaron por entregas en Le Petit Vingtième, entre 1929 y 1939 (la publicación de la octava, Tintín en el país del oro negro, quedó interrumpida en 1940 al producirse la invasión alemana de Bélgica, aunque el autor la reanudaría años después).

Foto tomada de esta web: http://www.artealfa.es/?p=1216

Posteriormente, las aventuras de Tintín salen en otras publicaciones: el diario “Le Soir”, durante la ocupación alemana de Bélgica, entre 1940 y 1944; y el semanario “Tintín”, desde 1946 hasta 1976. Todas las aventuras del personaje fueron después recogidas en álbumes independientes y traducidos a numerosos idiomas, convirtiéndose en uno de los cómics más leídos y vendidos de la historia.


¿Cómo surge Tintín y en quien se inspiró? Sin duda una fuente básica es su anterior personaje, Totor, aunque falta el característico mechón. Hay quien dice que se basó en el personaje creado en 1898 por Benjamin Rabier y Fred Isly, Tintin-Lutin, un niño de ocho años que tiene un mechón muy semejante al de la criatura de Hergé, que, en cambio afirmó no haberlo conocido hasta 1970. Siempre afirmó haberse basado en el físico de su hermano, el militar Paul Rémi.

Pero entonces, ¿De dónde viene la relación con el nazi Léon Degrelle? Pues bien, este tipo (un sujeto despreciable que, tras la derrota del nazismo, vivió el resto de su vida escondido bajo las faldas dictatoriales de Franco en España) escribió y afirmó en su libro de 1992 “Tintín mon copain” (rápidamente prohibido, secuestrado e incluso quemado) ser  el modelo en que Hergé se inspiró para crear a su célebre reportero.

Foto tomada de esta web: http://www.artealfa.es/?p=1216

Según él, el viaje de Tintín al país de los soviets estaría basado en su viaje a México para cubrir como reportero la revuelta de los Cristeros, católicos que se rebelaron contra las medidas laicas del gobierno, con los que convivió Degrelle entre 1929 y 1930, enviando crónicas precisamente al diario “Le Vingtième Siècle”.

Reivindicaba, en definitiva, que Hergé se inspiró en él para su personaje y para la ideología fascista de Hergé y de su héroe; para probarla publicó cartas, fotos, testimonios y, ¡horror!, dibujos inéditos de Tintín con el uniforme del ejército belga colaboracionista con los invasores alemanes.

Esta afirmación de que Hergé se basase en aquel viaje a México de Degrelle no es posible, más que nada porque el viaje se produjo meses después de que las aventuras de Tintín empezaran a publicarse. Pero lo cierto es que si se conocieron: eran de la misma edad y tomaron contacto en la redacción del periódico. Es más, Hergé pudo conocer varias series de cómic estadounidenses que tuvieron gran influencia en el posterior desarrollo de su obra, tales como “Bringing Up Father”, de George McManus, o “The Katzenjammer Kids”, de Rudolph Dirks gracias a Degrelle.



Pero aunque no estuviese basado en su persona, si parece probable una influencia en el plano ideológico: Degrelle lideró un movimiento católico que se fue acercando cada vez más a las posturas fascistas, en cuyo entorno se movió Hergé. En 1931 creó la editorial “Christus Rex”, que dará lugar al “Rexismo”, movimiento anticapitalista y anticomunista, monárquico y antimasónico… que en las elecciones de 1936 tuvo un gran éxito, al obtener 21 diputados, aunque poco después se hundió por determinados escándalos.

Pero su influencia fue crucial en Hergé: La segunda aventura de Tintín tuvo como escenario el Congo belga, y es una abierta apología de las ventajas del colonialismo, con claros tintes racistas. La siguiente historia, “Tintín en América”, que empezó a publicarse en septiembre de 1931, muestra semejanza con Degrelle por sus ideas anticapitalista fascistoides (como antes había mostrado sus idas anticomunistas). Pero es que en 1932 Hergé ilustró la cubierta del libro de Degrelle “Historia de la guerra escolar”, parte del movimiento Rex.


Además, las fascistización del catolicismo se vio claramente en el “Petit Vingtième”, mostrando apoyos al Duce, así como una clara postura antisemita. Hasta que en mayo del 1940 Bélgica fue invadida por los nazis, y el diario “Le Vingtième Siècle”, fue cerrado, comenzando a publicar Hergé en el suplemento del diario “Le Soir”, un preciado instrumento de propaganda nazi, claramente colaboracionista y antisemita.

Paralelamente Degrelle fue una figura en alza, dirigiendo durante la guerra una división de las Waffen SS, siendo elogiado incluso por Hitler.

Hergé, consciente de que era acusado de colaboracionismo (“ya estoy catalogado entre los traidores por haber publicado mis dibujos en “Le Soir”, por lo que seré fusilado o ahorcado”), siguió publicando, alcanzado, además un enorme éxito durante la ocupación. Y efectivamente, tras caer lo nazis y acabar la guerra, fue acusado de colaboracionismo, siendo incluso detenido, comenzando un calvario personal que le impidió seguir trabajando.

Puso fin a esta situación la intervención de Raymond Leblanc, antiguo miembro de la resistencia belga, que brindó a Hergé la posibilidad de continuar las aventuras de su reportero en una nueva revista, que llevaría precisamente el nombre del célebre personaje, Tintín, y cuyo primer número apareció el 26 de septiembre de 1946.

Hergé restaría importancia a sus acusaciones de colaboracionista, diciendo cosas como “Mientras parecía normal que un maquinista condujese un tren, los colaboradores en prensa éramos pretendidamente unos traidores”… pero, claro, ambos oficios no son iguales.



Desde entonces siguió publicando sus historias de Tintín, ya con una marcada vocación internacionalista, reeditando muchas de sus obras rectificadas y adaptadas para “todos los públicos”, eliminando parte de las connotaciones racistas y políticas. Pero lo cierto es, por un lado, que su pasado está ahí, aunque por otro lado es cierto que hay que diferenciar la obra del artista y Tintín es una maravilla del Comic. Pero la verdad es la verdad, y hasta el día de hoy, muchas publicaciones de la ultra derecha siguen adorando tanto a Hergé, como a Tintín, que sigue siendo asociado con Degrelle y con el nazismo, como podéis ver en estas imágenes.




Más información y fuentes aquí, aquí, aquí, aquí, aquí (en francés) , aquí (sobre Degrelle). Algunas fotos tomadas de esta web: http://www.artealfa.es/?p=1216